ACLARACIÓN CON FIRME DECLARACIÓN…


Ruego nos sea permitido hacer una aclaración, más tarde declaración fundamental. Una cosa es la “cubanía” y la huella cultural e histórica, esto es, Martí, Céspedes y Maceo; Carpentier, Guillén, Vitier y Lezama Lima; Olga, Celia, Albita, Buena Vista, La Sonora y Vanvan;  y otra el maldito, sí , bien maldito, “narcocastrismo”. Un fenómeno político ideológico propio de la convulsa historia política cubana, no es (me niego a ser catequizado en ello) “su historia” por antonomasia. La Revolución Cubana, como hecho histórico político innegable, representa más del 10% de la historia colonial y contemporánea de la isla, sí, pero también no es menos cierto que el pragmatismo por la conservación del poder, la estulticia ignorante de todos los gobiernos estadounidenses desde 1958 (lo que ha permitido a la gerontocracia gobernante crear la idea de una “eterna economía de guerra”), han vaciado de su contenido ideológico la gesta revolucionaria y convertido aquello en un narcogobierno criminal”. La idea única es mantenerse en el usufructo del poder político y los magros recursos que aquella isla devengue, producto de un pobre desempeño comercial e industrial, además de un vergonzoso jineteo sexual, vayan directo a las arcas de los Castro, su gerontocracia cómplice y sus adláteres chivatos que hacen y le hacen la corte.

Eso ya no es un sistema político y menos económico y social: eso es un compendio verboso y discursivo, hoy día con pocos o ningún logro sustantivo, pletórico de viejas consignas gastadas, copiadas casi todas del más vetusto marxismo decadente y dirigido por una banda de hampones, al mejor estilo mafioso siculoamericano, vinculados al narcotráfico internacional activamente desde hace más de 30 años y quienes se han apropiado de una nación, han esclavizado al pueblo disidente y sometido a la ignominia de la chivatería al resto, solo por el miedo elemental de sobrevivir. Ese cáncer, invasivo a las cuerpos sociales e individualidades humanas de mentes más débiles en lo cognitivo, se ha extendido por el continente de habla hispana.

Así declaro que me resisto y resistiré hasta mi último hálito de vida, a que se confundan a quienes enfrentaron, en el rigor del combate, al gobierno corrupto y corruptor de Fulgencio Batista, con esta “gerontocracia narcocastrista rauliana” más vil, más corrupta y más jinetera que la del sargento atarvan. Han sido tan nefandos que hay gente que mira a una rata como Batista “como un dechado de virtudes” y los Castro, hoy día, no pasan de ser la peor equivalencia de los Trujillo y los Somoza en sus tiempos de dictaduras sangrientas usufructuarias del poder político en Dominicana y Nicaragua respectivamente. ¡Malditos sean siempre! Y asumo el daño que la imprecación maldiciente me arrostra en alma y cuerpo: mi aversión hacia ellos, supera con creces el daño que pueda infringirme en lo propio…Total, diariamente se lo causan a mi patria, Venezuela, con la complacencia de los criollos rojos que nos dirigen, sin duda, de la misma ralea que sus amos antillanos. DIXIT…

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