El general Isaías Medina Angarita: el hombre de la modernidad venezolana. De López y la transición, a Medina y la modernidad venezolana.
Isaías Medina Angarita[1], un joven de San Cristóbal, Estado Táchira, hijo además de un viejo militar (de aquellos de “tabaco en la vejiga”[2]) el general José Rosendo Medina y de doña Alejandrina Angarita García, arriba a Caracas en 1912 para estudiar en la Escuela Militar de Venezuela, la misma que un año antes, ha graduado su primera promoción de subtenientes en el siglo XX, el mismo día que se cumple el primer centenario de nuestra Independencia, el 5 de julio de 1911[3].
No
conoce Medina a otro Presidente que al general Gómez y como buen tachirense, seguidor
además de los pasos de su padre, llega a Caracas para iniciarse en la carrera
de las armas. Viene a continuar una tradición que crease el general Cipriano
Castro; acaso lo hace para seguir el acimut que el general Juan Vicente Gómez
le ha marcado en su rumbo y de alguna manera, a todo ser que viera la luz en
las cumbres andinas: el servicio en el Ejército Nacional, rutilante creación
institucional del autodenominado “Liberalismo
Restaurador” devenido luego en “Rehabilitador” [4].
Se
hace afamado en su gremio militar; callado y disciplinado, cumple además con
una virtud esencial del “buen soldado”:
es bien mandado. Gómez lo observa de cerca y lo acoge bajo su ala protectora[5].
Medina Angarita no adula, no conspira, no murmura y, sobre todo, obedece, siendo
además, por añadidura, “paisa”. Se
gana el respeto de superiores y subalternos por mérito propio. El general López
Contreras, ya Presidente y una vez muerto el
Benemérito, encumbra al general Medina hasta el Ministerio de Guerra y Marina, curso de acción que lo hace ver, a
futuro, como candidato a convertirse en un “conveniente
sucesor”. Sobre tal conveniencia, opina el general Antonio Chalbaud
Cardona:
“Sobre
el General Medina por sus excelentes cualidades, atribuyo yo el haber sido
escogido como para ser candidato a la Presidencia de la República, candidatura
que fue muy bien vista y que recibió el respaldo muy directo de nosotros, pues
debe Ud. saber que para aquella época teníamos también vedado expresar
parcialidad política. Pero prácticamente le dimos nuestro consenso porque
veíamos reunido en él una serie de cualidades excelentes en sumo grado, pues
era un Oficial inteligente, profesional y además por su marcada ascendencia
dentro de la oficialidad, que venía desde la época en que fue Comandante de la
Compañía de Cadetes donde tenía como ayudante al posterior General Juan de Dios
Celis Paredes. El General Medina, (…) tenía una gran simpatía dentro de las
fuerzas armadas y, fundamentalmente en el ejército...” [6]
Así las cosas, el general Isaías Medina
Angarita es electo por el Congreso, para el período 1941-1946. La fórmula se ha
repetido, la transición parece
haberse cumplido y la Venezuela iniciada por el general López Contreras se
presume continuará con los cambios que el progreso “natural” ha de prever. Pero el general Medina avanza con firmeza en
dos direcciones: acrecienta el proceso de modernización del Ejército y Marina
Nacionales[7],
y, simultáneamente, produce una apertura total a las libertades democráticas.[8]
En
el plano de la gestión minera y con la intención de aumentar la participación
nacional en la riqueza petrolera propia, inicia los estudios para introducir
reformas en la legislación vigente[9].
El ingreso petrolero sigue siendo
visto como recurso estratégico indispensable para impulsar el progreso de la nación.[10]
Por
otra parte, Medina abandona, definitivamente, los “aparatos de poder”[11], conducta
que por cierto ya había iniciado el general López[12].
Las caravanas, los séquitos, las legiones de espalderos, las correrías de
sigüises, son defenestradas del entorno presidencial, al menos, en apariencia.
Medina asiste a las retretas en la Plaza Bolívar; camina por las calles
aledañas a los centros de poder político. Alguno de sus ministros, como el doctor
Rafael Vegas Sánchez, Ministro de Educación, se allega al despacho todas las
mañanas a bordo de una flamante bicicleta, ataviado de parisina boina y con pantalón recogido.[13]
El
general Medina termina de abrir la puerta a la modernidad nacional[14],
mientras la “civilidad democrática”
se ha fortalecido en esos años, en las organizaciones sindicales y en la acción
de calle. Rómulo Betancourt, el incansable líder de ORVE, devenido luego en
PDN, recorre la nación de un extremo a otro; fortalece su imagen y captura la
atención nacional del común.[15]
Es así como el 13 de septiembre de 1941, como evolución definitiva de todos los
movimientos políticos en los que han participado, Betancourt y la gente que lo
acompaña, fundan el partido que asumirá
un protagonismo central en la Venezuela moderna: Acción Democrática, el partido del pueblo.[16]
Es
esta la Venezuela que finalmente y a través de la Reforma Petrolera de 1943,
obtiene mayor participación en la riqueza que genera la explotación petrolera[17];
es la nación que despierta por primera
vez a una “dinámica” vida económica
que, en sus distorsiones, condicionará la vida futura[18];
la misma de una segunda reforma constitucional[19];
la de la pugna definitiva y concluyente por la elección libre, universal,
directa y secreta del Primer Magistrado Nacional[20];
aquella que también recibe al “proletario”
formal, así como a sus organizaciones obreras, en calidad de fuerzas
deliberantes, formadoras de “opinión”[21];
es también la del doctor Arturo Uslar Pietri, eminencia del gobierno de Medina[22],
cuya influencia es decisiva en la construcción de una fórmula para una “Venezuela nueva”, petróleo mediante, a
través de la modernización del sector agrícola nacional[23],
pero signada, sin embargo, por su resistencia a los cambios políticos
propuestos por la “civilidad democrática”.
Es la misma nación a la que hacen seguir un modelo positivista con aires más
renovados, que sigue apuntando al “orden
impuesto con progreso”, pero con más libertades; y aquella donde cohabitan,
por otra parte, los que se oponen a los primeros y se esfuerzan en presentar
otro modelo, en apariencia contrapuesto, que propone también “el progreso pero con orden consensuado”[24],
ambos, sin embargo, contando con la riqueza petrolera como recurso estratégico
para lograr “el tan ansiado progreso”,
riqueza vista como cornucopia de la abundancia que, además, un estamento
industrial extranjero se sigue negando a compartir por todos los medios a su
alcance.[25]
Es
ese estamento petrolero voraz, incomodado en sus fueros y ladino observador
desde la barrera[26], junto
a las apetencias, reclamos y apremios de los jóvenes militares, aunados a la
conveniencia política de Acción Democrática, los medios de prensa que le sirven
de parlantes escritos, y los que por una u otra razón (en particular los
sectores más conservadores de la sociedad venezolana, vale decir, caraqueña) no
se sienten “escuchados y atendidos”
por el gobierno, los que van incubando un discurso que promueve “cierta inconformidad general”[27].
En
su afán de ir “sin prisa” pero “sin pausa”,
el general Medina pareciese no prestar atención a los signos borrascosos en su propia
logia militar y a las nuevas cuya existencia desconoce o acaso prefiere ignorar[28];
al comportamiento cada vez más distante de sus “clientes” petroleros[29];
a los apremios de las organizaciones políticas que se le oponen, así como a una
pugna interpartidaria cada vez más agraz por la cuestión de la sucesión
presidencial, incluso al interior de su propia organización política: el PDV[30].
A
las situaciones anteriores hay que sumarle una concluyente: la incertidumbre
acerca de una potencial confrontación militar, aderezada con la conducta inquietante
por parte de quien antaño fuese su jefe y que ahora se presenta con
aspiraciones presidenciales: el general Eleazar López Contreras[31].
El general Medina tampoco parece apreciar que
las organizaciones sindicales ya no son simples agrupaciones gremiales al
servicio de una lucha meramente reivindicativa, sino que se han convertido, en
corto tiempo, en “arietes” para una
lucha pertinaz entre “contrafuertes”,
aquellos que guardan en su seno, cual tropas beligerantes, legiones de
intereses políticos y, aun más, otras “inquietudes”
complejas de naturaleza político- ideológica[32].
Como en los tiempos del general López Contreras, hay expectación por el reparto
o disposición forzada del botín.
La
Venezuela moderna, que su gobierno
con resolución ha ayudado a construir, es transparente en sus cambios para el general
Medina y para quienes, por convicción o conveniencia, lo rodean, ergo el doctor
Arturo Uslar Pietri[33].
Finalmente, el Primer Mandatario Nacional, urgido por su preocupación derivada
de la sucesión presidencial, el conflicto surgido con su viejo superior y una “civilidad democrática” con sospechosas
actitudes conspirativas, va en procura un hombre de consenso y lo halla en la
persona del doctor Diógenes Escalante, a quien, para infortunio del “cívico militar”[34],
la providencia inescrutable priva de una razón que ya cansada, cede ante la
presión de un compromiso por demás tenso y posiblemente jamás deseado[35].
Es entonces cuando el General Medina da ese traspiés que pareciese haber
afectado, en alguna medida y en sus rumbos, a nuestros Primeros Mandatarios Nacionales, curso de
acción tomado, acaso, por la prevalencia del poder casi omnímodo que caracteriza al Presidente de la República
en Venezuela: impone a un “sucesor incómodo”.[36]
Acaso
sea esa misma prevalencia la que le hace
olvidar la inconveniencia e impropiedad de ciertas costumbres paternales hacia
algunos mandos militares; fraternales en exceso hacia otros y que, al propio
tiempo, no le hace ver “…la viga en el
ojo propio…” cuando se trata de comportamientos administrativos
cuestionables, en el desempeño de la gestión pública.
Y
otra vez un sistema de conflictos
comienza a formarse en esa creación política; la acumulación de entropía se
hace cotidiana; “el verbo del conflicto”,
esto es, “su discurso”, lo sobrecarga
en sus rotaciones desestabilizantes. Y, una vez más, el sistema político es
sometido a una serie intensa de pulsiones y choques, atendiendo a su natural
inmanencia de sistema caótico. Solo que esta vez parece ser incapaz de absorber
las inestabilidades, trascender diversos equilibrios y raudo se precipita hacia
su “umbral de inestabilidad”.
En
este contexto, caracterizado por una plétora informe de turbamultas, unas
soterradas y otras perfectamente visibles, el general Isaías Medina Angarita
amanece al 18 de octubre de 1945, último
día de su gobierno: el día en que el sistema
político militar- positivista, arriba definitivamente ante el umbral de su propia inestabilidad, luego
de cuarenta y seis años[37]. Militares jóvenes (sujetos unos a
apetencias personales, otros a anhelos profesionales y todos a requerimientos
institucionales no satisfechos) en contubernio con algunos de los líderes
civiles del partido Acción Democrática (quienes participan por estratégico
interés), junto a milicianos de ocasión, actores accidentales que se tocan con
el gorro frigio del “patriotismo
revolucionario”, además de aventureros
y oportunistas de toda laya, común a las asonadas sorpresivas y siempre
seguidores de última hora (sin olvidar la presencia tras el telón del patrocinio
diplomático estadounidense[38]),
obtienen la victoria final contra el gobierno, el 19 de octubre de 1945,
iniciándose de esta manera otro decurso sistémico[39].
El
19 de octubre de 1945, el general Isaías Medina Angarita al arribar prisionero a
la Escuela Militar, luego de su rendición prematura[40],
se dirige a los oficiales alzados en los siguientes términos:
“A
pesar de contar con fuerzas suficientes para enfrentar la insurrección prefiero
hacer el sacrificio de mi persona antes que exponer al país a las muy graves
consecuencias de una guerra civil, en la que podría ponerse en peligro hasta la
propia soberanía.”[41]
[1] El
General Isaías Medina Angarita nace en la ciudad de San Cristóbal, el 6 de julio de 1897; es hijo
del General José Rosendo Medina y de doña Alejandrina Angarita García, el
primero nacido en Coro, Estado Falcón y quien terminase siendo Presidente del
Estado Táchira y, la segunda, joven dama, natural de la ciudad de San Cristóbal,
Estado Táchira. Realiza sus estudios de primaria y bachillerato en su ciudad
natal y a los 15 años de edad se traslada a Caracas para inscribirse e ingresar
en la Escuela Militar, acto que tiene lugar finalmente el 9 de marzo de 1912.
Egresa de la escuela con el grado de Subteniente, el 23 de julio de 1914. La
primera comisión que recibe es la de Comandante del Tercer Pelotón, Tercera
Compañía, Segundo Batallón, Sexto Regimiento de Infantería “General
Carlos Manuel Piar”, en la III Brigada de Infantería. Posteriormente, en
febrero de 1919, vuelve a la Escuela Militar como oficial de planta y
Comandante de la Compañía de Cadetes. Comparte sus funciones militares con la
docencia en dicha institución. Asciende al grado de Teniente Coronel el 15 de
enero de 1927 y luego del cierre de la Escuela Militar con ocasión de los sucesos
del 7 de abril de 1928, se desempeña entonces como profesor de la asignatura
denominada “Conocimientos acerca del
servicio interior de Cuartel” y de Castellano y Literatura en la Escuela de
Aspirantes a Oficiales (institución que sustituye a la EM), actividad que
comparte como profesor de Educación
Física en las Escuelas Federales de Caracas, en la Escuela Normal de
Hombres y en el Liceo Andrés Bello. El ejercicio de la actividad docente lo
relaciona con profesores y estudiantes civiles,
llegando a formar parte de agrupaciones dónde tienen lugar tertulias,
ejercicios discursivos y hasta debates de carácter ideológico y político, al
punto de hacerse miembro con posterioridad de conjuntos formales de discusión intelectual como el llamado Grupo Atenas y su par el
Club de los Siete. Respecto de
su carrera militar, corresponde ese tiempo al momento en que es nombrado Jefe
de Servicios de la Dirección de Guerra del Ministerio de Guerra y Marina y es
allí donde principia su buena y fructífera amistad con el General Eleazar López
Contreras, misma que morirá a raíz del problema por la sucesión presidencial
suscitado entre 1944 y 1945. En 1930, es designado miembro de la Comisión de
Reglamentos Militares y Navales; en 1931, Ayudante Interino de la Jefatura del
Estado Mayor y a partir del 15 de julio de ese mismo año, Jefe de Servicios del
Gabinete del Ministerio de Guerra y Marina, además de Secretario, cargo que
desempeña hasta el 12 de julio de 1935. Ascendido al grado de Coronel, el 12 de
julio de 1935, es nombrado por Decreto Ejecutivo, del 1° de marzo de 1936, Ministro de Guerra y Marina. Asciende a General
de Brigada el 5 de julio de 1940. Es electo por el Congreso Nacional para
ejercer la Presidencia de la República, para el período 1941-1946. Renuncia a
la primera magistratura nacional motivado por una rebelión militar, el 19 de
octubre de 1945. Muere en Caracas, luego de un exilio de ocho años, el 15 de
septiembre de 1953.
[2] Esta
expresión criolla es de origen llanero. Referida al coraje y a la bravura en la pelea, está
asociada, en su construcción verbal, a la vieja costumbre llanera de los siglos
XVIII y XIX de llevar el tabaco para
mascar, al interior de una vejiga de toro,
misma que se portaba sobre la verija; los
bravos guerreros llaneros en su mayoría, llevaban el “tabaco en la vejiga”. Los salteadores de caminos, muchos de ellos trocados luego en guerreros
durante la Gesta Emancipadora, popularizaron esta cita para ilustrar el empeño
y la valentía en el combate. En la larga ristra de contiendas civiles del siglo
XIX, se hizo muy popular entre los hombres de armas. Una vez devenido el siglo
XX, en el proceso de modernización de las Fuerzas Armadas, estas expresiones se
fueron diluyendo. Quien estas líneas escribe tuvo la oportunidad de cumplir
deberes laborales bajo el mando del Coronel Luis Manuel Bruzual Martínez, hijo
del General Luis Manuel Bruzual Bermúdez, quien fuera de la primera promoción
de cadetes de la Escuela Militar del siglo XX,
egresada de la institución el 5 de julio de 1911, oficial General que
llegara a ser Director de la Escuela Militar; al propio tiempo, con el Capitán Homero
Antonio Leal Fortique, hijo del General Homero Ignacio Leal Torres, este último
oficial General quien llegara a ser Comandante General del Ejército y Ministro
de la Defensa, y quien fuese hermano del también General Alberto Leal Torres, uno de los primeros oficiales que marchara al Perú
para cursar estudios superiores; asimismo con los Maestros Técnicos Mayores
Jesús Salvador González Rodríguez y Eduviges Mariano Natera Maucó, dos de los
primeros especialistas del Ejército en radiotelegrafía (vibro y telégrafo de
campaña) y los dos primeros suboficiales enviados a los Estados Unidos a
prepararse en cinematografía y producción cinematográfica. Todos los antes
mencionados oficiales y suboficiales, excepción hecha del Capitán Leal Torres,
pertenecen a la vieja generación militar del Ejército Nacional y de aquellos
que caminaron los primeros pasos de las Fuerzas Armadas Nacionales, en
particular entre los gobiernos del General Isaías Medina Angarita, el Trienio y
el llamado Decenio Militar. Todos hacían
uso de estas viejas expresiones que junto aquellas de “Manga miá” y “Chopo e’
Piedra” pertenecen al léxico militar venezolano, cada una de ellas con su
propio peso específico en la impronta del discurso cuartelero coloquial venezolano
de los siglos XIX y XX. Son expresiones que en términos de los actos de habla
del Profesor John Austin, según el contexto y la intencionalidad del discurso,
pudieran asumir, a veces, condición de ilocución
y en otras de perlocución.
[3]La promoción en referencia estuvo integrada por cinco
cadetes, a saber y en estricto orden de mérito, Alejandro Rascaniere
Valderrama, Luis Manuel Bruzual Bermúdez, Santos Miguel Rausseo Silvera, Juan
Pablo López Centeno y Rafael Hernández Chacón. Don José Eliseo López Centeno,
hermano del General Juan Pablo López Centeno, contó en una oportunidad a quien
estas líneas escribe, que la selección de estos cadetes se hizo entre los 20
mejores bachilleres del país, además de
la impronta familiar militar de los muchachos; de esa camada de jóvenes se
seleccionaron ocho, tres “no aguantaron
la mecha”. El General López Centeno era hijo del General José Mercedes
López, viejo caudillo de Maturín. Carlos López Centeno, hermano del General
Juan Pablo, hizo también carrera militar pero hasta el grado de Capitán.
[4]
“Juan Vicente Gómez sucede a Cipriano
Castro en el ejercicio del liderazgo personal único y unificador, por él es que se mantiene el dominio
territorial y la concentración del poder político. Consolida el control
absoluto de la violencia legítima mediante la formación del Ejército Nacional,
concebido y organizado como institución profesional y moderna, amalgamado bajo
la imagen bolivariana y las ideas republicanas. Se produce así la posibilidad
de una sucesión institucional y no personal del liderazgo político en
Venezuela. Para la segunda década del mandato de Juan Vicente Gómez ya estaba
suficientemente claro que su verdadero sucesor en el poder político sería el
Ejército…” Sosa Abascal, Arturo, Modernización y democracia: una lectura del Siglo XX venezolano. Transcripción
de la conferencia dictada por el Profesor Arturo Sosa Abascal en el marco de la
Cátedra de Honor de la Universidad Católica Andrés Bello. Recuperado de
internet en http://w2.ucab.edu.ve/tl_files/Catedradehonor/modernizacion.pdf.
Pág.3…. “…el
llamado régimen andino es en realidad un mascarón de proa del ejército en un
país que ahora si es más militar que guerrero (…) Es el ejército el que toma
todas las decisiones políticas, entre ellas la más importante cuando designa
entre sus filas al sucesor de cada presidente…” Rangel, Domingo
Alberto; Venezuela en 3 siglos. VADELL HERMANOS.
Caracas, 1998. Pag.117.
[5]
Es el mismo General Gómez quien, en 1931, lo nombra Jefe del Estado Mayor del
Ejército Nacional.
[6] Guzmán Pérez, Eduardo; Isaías Medina Angarita.
Democracia y negación. ESPASANDE. Caracas, 1985. Pág.300.
[7]
“Llega una Misión Naval estadounidense
para cooperar en la Escuela Naval y el Arsenal Naval (antiguo diques y
astilleros nacionales). El convenio lo firmaron el embajador venezolano en
Washington, Diógenes Escalante y por el Departamento de Estado, Sunmer Wells,
el 24 de marzo de 1941. Tenía una vigencia inicial de cuatro años. En su
artículo primero señala como el objeto de esta Misión era el de...
"…cooperar con el Ministerio de Guerra y Marina de Venezuela y con los
oficiales de la Armada Venezolana,"... procurando..."aumentar la
eficiencia de la Armada Venezolana”. Durante estos años de Guerra Mundial, y en
buena parte debido a ello, oficiales navales venezolanos, entre éstos el
entonces Teniente de Navío Ricardo Sosa Ríos, son enviados a Panamá, al
Fifteenth Naval Distric. En una demostración de con quien estaba Venezuela, en
la práctica, durante la iniciada contienda bélica mundial, se le vende al
gobierno estadounidense, por la cantidad de dos y medio millones de dólares de
ese país, las naves mercantes italianas y alemanas que por motivo de la Guerra
Mundial permanecían en puertos venezolanos (…) La misión estadounidense instala
y entrena una batería de defensa costera en la isla de Patos. Otro tanto hacen
en Paraguaná y Puerto La Cruz (…) casos absolutamente vitales para la
exportación de petróleo. Bajo la dirección del jefe de la misión se desarrolla
un curso de aplicación para Oficiales de la Armada. Son enviados para la Zona
del Canal, en Panamá, los Alféreces de Navío Jesús Carbonell Izquierdo, Manuel
Herrera, Armando Mena, Orlando Medina, Jesús Salazar y Juan Torrealba.
En marzo de 1944 son enviados a la
Escuela Postgraduada de Annapolis, Jesús Carbonell y Juan Torrealba. Los
cañoneros "General Urdaneta" y "General Soublette" son
reparados en astilleros estadounidenses. Fue enviado para estudiar en la
Academia Naval de Annapolis el Cadete José Constantino Seijas. En 1943 se
realizan exámenes para la oficialidad de la marina bajo la supervisión del
Capitán de Fragata José Joaquín Fuentes y los Capitanes de Corbeta de la misión
naval Herbert F. Eckberg y S. A. Hammond, Jr. Bajo el Convenio de Préstamos y
Arriendos se logran... " cuatro buques caza-submarinos (...) Antonio Díaz, Brión,
Arismendi, Briceño Méndez (Sic)" Recuperado de internet en http://www.resdal.org/. Testimonio palmario de esta modernización, la
constituye el envío de oficiales venezolanos a cumplir programas de formación
profesional en la Escuela Militar de Chorrillos, en la República del Perú y a
la Escuela de Aplicación de Artillería en la misma nación peruana. Sobre el
particular afirma la Profesora Ocarina Castillo D’Imperio: “Entre 1940 y 1946 egresaron 7 oficiales venezolanos de la Escuela
Militar de Chorrillos, a saber, Ramón
Clemente Morales, Tomás Pérez Tenreiro (41ª Promoción, febrero 1940); Martín
Márquez Añez y Edmundo Paredes Vivas (44ª Promoción, febrero 1942); Alberto
Leal Torres, Pedro Delgado Suárez y David Coraspe Antolínez (48ª Promoción,
febrero 1946). Las otras instituciones peruanas que tuvieron relevancia en la
formación de oficiales venezolanos fueron la “Escuela de Aplicación de Artillería”
ubicada en “Los Cabitos”, Chorrillos (de la cual egresó en la VII Promoción
correspondiente a noviembre de 1939, Marcos Pérez Jiménez)…” Castillo
D’Imperio, Ocarina; Un hombre, un dilema, un
magnicidio. Carlos Delgado Chalbaud. CDCH-UCV. Caracas, 2011. Pág.127.
[8]
En el contexto que se desarrollase para el período
1936-1941, se expuso la tesis de la Profesora Clara Marina Rojas en cuanto a
que en entre 1936 y 1948, pueden distinguirse tres períodos de “liberalización política”. El primero lo
caracteriza la Profesora Rojas como aquel que tuviese lugar entre los años 1936
y 1941; el segundo, dice la misma
investigadora, se corresponde con el comprendido entre los años 1941 y 1945.
Sobre el particular acota la autora referida: “El segundo período de liberalización política tuvo lugar durante el
gobierno del General Isaías Medina (1941-45). Al garantizar el derecho a la
libre asociación, el medinismo hizo posible la estructuración de los
movimientos urbanos que había comenzado a definirse lenta e intermitentemente a
partir de 1928. Durante este período se legalizó (sic) Acción Democrática,
primero en Caracas (…), y luego en las otras entidades federales. Los sectores
comunistas organizaron La Unión Municipal del Distrito Federal, la Liga de
Unificación Zuliana y la Unión Popular en distintos Estados (sic). Estas
organizaciones se transformaron en el partido nacional Unión Popular Venezolana
(UPV) de cuyo seno emergió en 1944 el Partido Comunista de Venezuela (PCV). Los
sectores conservadores cristianos, antiguamente representados en la UNE,
fundaron el 15 de abril de 1942, el Partido Acción Nacional. Finalmente, se
crearon dos partidos políticos controlados por el gobierno, la Agrupación
Cívica Bolivariana y el Partido Democrático Venezolano. Tanto AD, como UPV,
Acción Nacional y los partidos oficialistas, aspiraban constituirse en fuerzas
políticas nacionales.” Rojas,
Clara Marina; El inicio del juego democrático en Venezuela: un análisis de
las elecciones 1946-1947. BIBLIOTECA DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA
HISTORIA. Caracas, 1992. Pág.17. Otro
rasgo distintivo de una apertura mayor
hacia el disfrute de los derechos políticos, ejemplo fehaciente del ejercicio
de las libertades democráticas y que se
aprecia en el período 1941-1945, es la libre participación en el derecho de
asociación con fines sindicales y la injerencia militante de los partidos
políticos en su organización y dirección. Acerca de de este tema nos hace saber
la Profesora Rojas: “La organización del
movimiento obrero y del campesinado continuó siendo durante el medinismo otros
de los ejes de organización de AD. En cuanto al movimiento sindical, cabe
señalar que hasta el comienzo del gobierno de Medina en 1941, los pocos
sindicatos que se habían organizado eran controlados por los comunistas. Esta
superioridad de los comunistas se mantuvo hasta el año 1944. En esta fecha, de
los 136 sindicatos que participaron en el primer Congreso de Trabajadores (22 y
23 de marzo de 1944), 43 sindicatos eran de AD y 93 de los comunistas.”
Rojas…Op.Cit…Pág.33.
[9] Necesario hacer notar que no es
esta la primera vez que en Venezuela se han hecho esfuerzos en este sentido y
desde el sector público. El Doctor
Gumersindo Torres, Ministro de Fomento del
gobierno del General Gómez, durante el bienio 1917-1919, pudiera ser definido
como precursor en el siglo XX de estas iniciativas. Sobre el particular,
necesario “escuchar” al propio Doctor
Torres: “. . . en atención a que es tan
importante el papel que desempeña el petróleo en la industria universal y tan
seguro y halagador el porvenir de este articulo, el Ejecutivo Federal ha
considerado prudente y juicioso el no aventurarse en el camino de las
concesiones de contratos que le han sido propuestos, sin haber antes estudiado
a fondo tan interesante cuestión a fin de que las determinaciones futuras, sean
el resultado de la completa posesión de cuantos conocimientos sean requeridos
para juzgar con acierto y no dar lugar a que las generaciones por venir tengan
el derecho de hacernos cargos porque no supimos cuidar nuestra riqueza
nacional, y es el petróleo fuente segura de riqueza, ya que nuestro país está
reconocido como uno de los más favorecidos por la naturaleza en la existencia
de tales productos (....) este Despacho, siguiendo el criterio expuesto, se
ocupa desde noviembre en acaparar datos ilustrativos, leyes, reglamentos y
contratos de arrendamiento de otros países productores de petróleo, a fin de
formar un Reglamento aplicable a Venezuela (...) Sería conveniente, además, el
envió de una comisión que estudie en los países productores de petróleo las
condiciones legales y técnicas de las explotaciones petrolíferas(…) Hasta hace
poco, verdaderamente a ciegas se procedió en los contratos, que para
exploraciones y explotación del petróleo se celebraron, por lo que de ellos pocas
o ningunas ventajas ha obtenido la Nación…” Mommer, Bernard. La cuestión petrolera. Recuperado de
internet en: http://www.raco.cat/index.php/boletinamericanista/article/viewFile/98456/146081.
Pág.195.
[10]
El Petróleo se constituirá en principio y fin del devenir, en recurso
indispensable para convertir el pensamiento político en ideas y luego en
conceptos posibles, especialmente el “progreso” desde la perspectiva positivista y luego con las teorías acerca del desarrollo, trocado
en concepto más amplio y potente, precisamente, el “desarrollo”. Acerca de la importancia que va cobrando Venezuela en
el concierto de las naciones del mundo, por su condición de presunta fuente
inagotable del fructuoso aceite negro, asociado al reparto de poder y a la
extensión de patrones evolventes de dominación extra continentales, afirma
Domingo Alberto Rangel: “…Venezuela se
convierte, por el petróleo desde la segunda década del siglo XX en país
estratégico para quienes desde el Atlántico Norte van a moldear, encauzar o
monopolizar el orden mundial. Venezuela entra a ser una “piedra” significativa
en el dominó del poder universal por la materia prima que aporta a quienes,
sentados a la mesa de la prepotencia, juegan a la partida de la dominación
sobre todo el planeta…” Rangel, Domingo Alberto. Adriani
y la Venezuela que no pudo ser. MÉRIDA EDITORES. Caracas, 2004. Pág.154.
[11]
Esta entrecomillada expresión, requiere una
explicación sucinta. Por “aparatos de
poder” entendemos en esta tesis doctoral a los sempiternos espalderos, limosinas, sigüises y
cohortes de seguidores de oportunidad; edecanes, motocicletas y legiones de
adulantes, cada uno de ellos cumpliendo
su papel en una suerte de despliegue cortesano asociado al lider del
momento. Estos “aparatos de poder” parecen haber sido parte de la puesta en
escena de los Primeros Mandatarios Nacionales y de su maquinaria persuasiva
personal, que pareciese expresar de manera terminante: “…aquí llegué yo…” Hoy,
espalderos trocados en “escoltas”, con radios y chapas, a bordo de grandes
camionetas o en motocicletas de alta cilindrada, además de valor inimaginable
para el simple ciudadano de a pie,
aunados a grupos de individuos mal encarados cuyo papel es indefinible,
junto a seguidores de toda laya, hacen parte de una puesta en escena
equivalente, pero ahora replicada en cuanto funcionario menor exista. Es
posición nuestra que esta actitud encanta a quien detenta, aunque mínima, una
cuota de mando y representación,
especialmente en un país construido sobre la base del poder como motivación.
[12] El General Gómez solía llamar al General López, sobre
todo en sus tiempos mozos, “El sequito”,
por su extrema delgadez, misma que,
siendo su natural complexión, resultara acentuada luego de la herida de
bala en el abdomen, dolencia que le causó, con el tiempo, la ulceración del
esófago. Tal dolencia lo obligó a una alimentación frugal que le impidió hasta
el final de sus días, ganar peso. Una de las primeras medidas que tomó el General
López como Presidente Constitucional de la República, fue desembarazarse de los
“aparatos de poder”. La prensa
nacional publicó una mancheta que se hizo popular muy pronto y que rezara “El sequito se quitó el séquito”. Esa
práctica fue continuada y acentuada por el General Isaías Medina Angarita.
[13]
El Doctor Rafael Vegas Sánchez, médico siquiatra,
nació en Caracas el 4 de diciembre de 1908.
Joven invasor en la aventura del General Román Delgado y su malhadado Falke; soldado fallido en huída por las montañas
tropicales del oriente venezolano, dónde
adquiriese una enfermedad que lo
acompañase desde allí y que, eventualmente, acabase con su vida 44 años más
tarde: el Mal de Chagas (enfermedad
que por cierto llegaría a ser conocida
más ampliamente en el país, gracias a las investigaciones conducidas por el Doctor
José Francisco Torrealba, llanero guariqueño, natural de Zaraza, campesino de
tierra adentro y quien conociese de primera mano los estragos de tan terrible
mal). No es el mismo que regresa a la Patria luego de un largo exilio y de un trabajo importante en Francia,
en instituciones para jóvenes desadaptados. Sueña con hacer posible sus métodos, en establecimientos de creación
criolla, y destinados a ayudar a nuestros jóvenes en una misma situación de
abandono. Su trabajo se hace conocido en Venezuela y es así como “…al
inaugurarse en Los Teques, en diciembre de 1939, el Instituto de Preorientación
de Menores, el director, el primer director, fue Rafael Vegas…” El General López, enterado al fin de su
experticia, le entrega esa importante responsabilidad. El Dr. Vegas,
persiguiendo su sueño, está detrás de una de las más singulares cintas de
nuestro cine nacional de ese tiempo, una película que recordamos con particular
cariño los niños que vinimos luego, en una generación no tan lejana a su realización; se trata de “Juan de la Calle”, que como acota el
escritor Eduardo Casanova, biógrafo de
Vegas, el guión fuera “…
escrito por Rómulo Gallegos (…) para
difundir los principios e ideas de Vegas con relación a la niñez abandonada. La
realización corrió a cargo de Ávila Films, empresa del propio Gallegos, y fue
estrenada con mucho lucimiento el 27 de noviembre de 1941.” En relación a
su camino hacia el despacho de Educación, nos dice Casanova: “…en Los Teques, fue visitado por el General
Isaías Medina Angarita, quien poco tiempo después, a pesar de que en las
elecciones del 41 Vegas había apoyado públicamente la candidatura de Rómulo
Gallegos, decidió nombrarlo Ministro de Educación”. Para luego acotar: “Era, eso sí, un ministro nada convencional:
entre otras cosas prefería ir en bicicleta a donde tuviese que ir, en lugar de
usar pomposos automóviles oficiales con choferes. Trabajaba de sol a sol y era
partidario de verificar todo personalmente (…). Solía tratar a los trabajadores
del Ministerio con la mayor deferencia. Por otra parte, en nada o casi nada
cambió su estilo de vida. Su casa siguió siendo la misma, una vivienda modesta
y sin pretensiones, que no parecía la casa de un miembro del Gabinete…”
Casanova, Eduardo; Rafael Vegas. Biblioteca Biográfica Venezolana. EL
NACIONAL.FUNDACIÓN BANCARIBE. Caracas, 2009. Págs. 47, 48 y 49. El Doctor Vegas
murió en Caracas, el 30 de diciembre de 1973.
[14]
“Medina
Angarita era un hombre de mentalidad bastante más avanzada que López Contreras
(…) Un tercer rasgo de la personalidad del General Medina y de su gobierno (…)
fue su carácter progresista, ya no en el orden estrictamente ideológico y
político, sino también en los aspectos económicos (…) trata de realizar un
proyecto de reorganización capitalista de la sociedad venezolana que tiene
entre sus objetivos principales: 1- La modernización o transformación evolutiva
de las estructuras institucionales del Estado venezolano y de sus contenidos
político ideológicos. 2- La superación del carácter rentístico-petrolero,
parasitario y atrasado de nuestra economía, e iniciar en su lugar un proceso
económico de base reproductiva; esto es, industrializado y, en general,
productor de riqueza.” Battaglini, Oscar. El
medinismo. DCUCV-MONTE AVILA. Caracas, 1988. Págs.12 y 15.
[15]
“…se comprende que se ocupase de
explorar la opinión pública más allá de los límites aldeanos de Caracas (…) mediante giras por el
interior de la República.
Quizás fue la más productiva, en lo sociopolítico, la que motivó un artículo titulado “Una
ventana abierta sobre el Occidente venezolano”, publicado
el 19 de abril de 1942. Esta gira le permitió tomar contacto con los otros andinos, percibir la
tragedia de los campos petroleros y comenzar la siembra, en la provincia, del que sería su Partido. Consecuente con esta orientación, el 15 de abril
de 1944 dijo haberse hallado en Apure,….”redondeando
mi conocimiento directo de la geografía y de la gente venezolana”….” Carrera Damas, Germán; La personalidad histórica de Rómulo Betancourt. Versión definitiva del
borrador para el ensayo. Recuperado en internet en: http://fundacionromulobetancourt.com/images/pdf/carrera_damas-%20romulo_historico-%2022-2-2011.pdf.
Pág.257.
[16]“Aprovechando
las circunstancias favorables ofrecidas por la apertura del nuevo régimen, el
núcleo dirigente que había dirigido (sic) la campaña de Gallegos, a cuyo frente
se encontraba Betancourt, comenzó a reunir y a organizar a todos quienes se
habían movilizado para apoyar la candidatura simbólica. Los pedenistas
originales actuaron como dirigentes del nuevo movimiento que comenzó a
integrarse con intelectuales, líderes obreros, sectores profesionales, pequeños
industriales y comerciantes, estudiantes universitarios y con ellos se comenzó
a crear en muchas ciudades del país los comités organizadores del nuevo
partido.(…) Una vez cumplidos los trámites legales, que hizo posible (sic) la
actividad partidista, comenzaron los preparativos para el gran acto de masas
que tuvo lugar en el Nuevo Circo de Caracas, el domingo 13 de septiembre de
1941. (…) Más de diez mil personas concurrieron al Nuevo Circo de Caracas el 13
de septiembre. Representantes de todos los Estados viajaron a Caracas para
presenciar el gran acontecimiento histórico. Por la prensa se invitó a la
“asamblea pública nacional” y se anunció la lista de oradores: Rómulo Gallegos,
presidente del partido, que hablaría sobre Orientación General de Acción
Democrática; Andrés Eloy Blanco, sobre Ofensiva Cultural del Partido; Luis
Beltrán Prieto Figueroa sobre Acción Democrática y los problemas de la
educación; Mario García Arocha sobre Acción Democrática ante la cuestión
electoral; Ricardo Montilla sobre Los problemas de la provincia venezolana; y
Rómulo Betancourt, sobre Acción Democrática y los problemas económicos de la
nación.” Catalá, José Agustín; Papeles de
Archivo. Cuadernos para la Historia.N°5.EDICIONES CENTAURO. Caracas, 1987. Págs. 15, 16 y 17.
[17]
“Esta
reforma representa obviamente, el aspecto central de la política
intervencionista y modernizadora definida e impulsada por el “Estado medinista”.
Con su realización se procura crear la base financiera que le permitiera. “(…)
a la sociedad venezolana actuar sobre su propio financiamiento generando sus
propios mecanismos de transformación.”…”Battaglini…Op.Cit…Pág.68.
[18]“En Venezuela,
la dinámica del petróleo, antes de generar el impulso de una economía basada en
la promoción de los sectores productivos, lo que provoca es el surgimiento y
desarrollo de una estructura económica totalmente distorsionada; dominada (…)
por las actividades del sector terciario: banca y comercio preferentemente. Se
trata de una condición que progresivamente se agrava por el hecho de que dichas
actividades no estarán orientadas hacia la realización de un proyecto económico
de base reproductiva, sino hacia el objetivo simple de apropiarse
parasitariamente de los recursos financieros puestos a la circulación por
Estado y por las propias compañías petroleras. Esta propensión parasitaria la
manifiesta muy claramente la banca privada cuando ya para aquel entonces se
muestra sumamente reacia y contraria a emplear su base financiera en la
promoción de los sectores económicos reproductivos, no obstante los ingentes
recursos que percibe por concepto de las colocaciones bancarias provocadas por
el auge de las actividades petroleras. En lugar de esto, refuerza su vieja
práctica de funcionar como simple intermediaria de las transacciones
comerciales en proceso de ampliación, y como instrumento de crédito a corto
plazo con intereses usurarios.” Battaglini…Ídem.…Pág.43.
[19]
“El
25 de mayo de 1944, el Presidente del Senado encomendó a los miembros de la
Comisión Permanente de Relaciones Interiores, integrada por Julio Medina
Angarita, Manuel R. Egaña, Pedro Silva Carranza, Rodolfo Moleiro y Jóvito
Villalba, el estudio de la reforma parcial de la Constitución de 1936. El 14 de
junio, la comisión presentó su Informe y sus propuestas. Los senadores
abordaron distintos aspectos, propusieron
la elección directa de los diputados al Congreso “como primer paso hacia
la implantación del voto directo para regular el proceso de alternabilidad
constitucional”. Asimismo, la eliminación del inciso 6ª que prohibía la
propaganda comunista en las constituciones anteriores. Sobre el particular
dijeron: “La prohibición contemplada en el inciso 6ª del artículo 32 de la
Constitución no es eficaz para combatir el comunismo y, en cambio constituye un
arbitrario instrumento de represión que autoriza cualquier forma de atropello
por parte del Gobierno.”… (…) El proyecto de reforma constitucional debía ser
presentado al Congreso para su consideración en las sesiones de 1946…” Consalvi, Simón Alberto; La Revolución de
Octubre.1945-1948. La Primera República Liberal Democrática. SERIE
ANTOLÓGICA DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE VENEZUELA. FUNDACIÓN RÓMULO BETANCOURT.
Caracas, 2010. Págs. 19 y 27.
[20]
Quienes se aproximan a nuestra Historia Patria,
entendiendo el ejercicio de su periodización como la construcción de
compartimientos estancos, sea por ignorancia,
candidez o conveniencia, suelen afirmar que este debate se inicia en el período
del General Medina. Hay que recordar aquí, como ya quedó evidenciado en la
construcción del contexto 1936-1941, que ese petitorio, esto es, el voto
universal, directo y secreto para la elección del Primer Mandatario Nacional, ya
figuraba entre las exigencias de los intelectuales en el Manifiesto del 19 de
diciembre de 1935. Representa pues una vieja aspiración que madura en el
devenir, desde el fallecimiento del General Gómez; pervive en el periodo
1936-1941 y se pudiera decir que hace eclosión en el período 1941-1945. Sobre
esta diatriba que degeneró en conflicto político en aquel tiempo histórico,
interesante citar de nuevo a Simón Alberto Consalvi: “La sesión del 23 de mayo fue un episodio extraño, como si el
enardecimiento de los discursos hubiera hipnotizado a los parlamentarios del
PDV, y hubieran aceptado el reto de abrir el sistema a la participación
popular. EL Nacional del 24 dedicó su
primera plana al acontecimiento con el siguiente titular: “La reforma
constitucional para el voto directo en la elección de Presidente de la
República, será estudiada por una comisión”. Refiriéndose al orador principal
de la jornada, Villalba, dijo: “…quien ayer obtuvo uno de los más interesantes
triunfos de su carrera política al ver aprobada por unanimidad una
trascendental moción relacionada con la reorganización del Parlamento
nacional.” El senador propuso asimismo al Congreso estudiara la posibilidad de
reformar la Constitución, “introduciendo en ellas todos los principios por él
enunciados como la incompatibilidad
relativa de las funciones ejecutivas y legislativas, así como la imposición del
sufragio universal y directo para la elección del Presidente de la República.”
La proposición del senador fue aprobada por unanimidad, luego de ser respaldada
con gran entusiasmo por los parlamentarios del partido oficial. Pero cuando la
comisión rindió su informe, ya se vio lo sucedido. Una contraorden bajó de las
alturas, y allí murió el gran entusiasmo suscitado el 23 de mayo de 1945.”
Consalvi…Op.Cit…Pág.28. Como aspecto momentáneamente conclusivo de este conflicto
político, en lo que respecta a su abordaje en esta tesis doctoral, valga citar
lo que, tiempo más tarde, escribiese Don Mario Briceño Iragorry, respecto de
una conversación sostenida en 1945 con el propio General Medina; dice Don
Mario: “En la mañana del 14 de junio de
1945, al día siguiente de la última crisis ministerial ocurrida en su gobierno,
Medina Angarita discutió conmigo, a la sazón Presidente del Congreso, acerca
del acuerdo presentado al Congreso por Jóvito Villalba, Andrés Eloy Blanco y Rafael
Pizanni y por mí, en orden a acelerar la reforma constitucional que permitiese
la elección directa del presidente. Entonces, puesto de pies, cual alto era, y
golpeando fuertemente el escritorio presidencial, me hizo la siguiente
declaración: “Te juro que no tendré en mi vida días y horas suficientes para
arrepentirme de no haber estado el año pasado con quienes recomendaban la
reforma constitucional en el sentido de hacer popular la elección del
presidente. No estaría en este horrible brete.”…” Consalvi…Op.Cit.…Pág. 28.
[21]
Las primeras organizaciones gremiales, de artesanos y
pequeños empresarios, se formaron al calor del entusiasmo generado por la
apertura iniciada durante el período del General López Contreras y pareciera que únicamente tras la
búsqueda de reivindicaciones de carácter laboral, tales como mejoras en los
salarios y condiciones de trabajo. Con la apertura política, los partidos
comenzaron a participar en la
estructuración y fundación de organizaciones sindicales y gremiales u
otras de tal naturaleza o a captar a sus dirigentes naturales como militantes
de los partidos recién fundados o, en otro sentido, militantes de los partidos
se trocaron en dirigentes gremiales, de manera que partidos-militantes-dirigentes gremiales-organizaciones sindicales,
comenzaron a representar un movimiento sinérgico, que devino luego en “eje trasmisor” del cambio político,
social y económico, apoyado además en la difusión profusa de sus ideas, a
través de su propia prensa escrita local, como por ejemplo el diario El País o aquellos de tiraje cotidiano
como el semanario Ahora o los diarios La Esfera o El tiempo, medios constructores de simpatías partidarias y difusores de
contenidos ideológicos, de particular influencia en la opinión pública. Esta influencia se hizo cada vez más patente
y entre los años 1939 y 1941, se materializó en movimientos obreros, gremiales
e incluso campesinos de particular figuración en la vida nacional, tales como
la Federación de Trabajadores Petroleros,
al frente de la cual se hallaba el dirigente sindical Luis Tovar, militante
luego de AD y, de la misma tolda, Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien terminase
fundando la Federación Venezolana de
Maestros. Como señalara la Profesora Clara Marina Rojas, el objetivo
inicial de AD fue la penetración del movimiento sindical que, en el período del
General Medina, estaba bajo el control mayoritario de los comunistas. Es esta
influencia la que promueve y facilita la
participación, aunque minoritaria, de “civiles armados” en los hechos que se
suscitaron en Caracas, el 18 y 19 de octubre de 1945 y que permitieron acaso a
los adecos y militares asociados, otorgar características de “Revolución” al movimiento que terminara
derrocando al General Medina.
[22]“En el gobierno de Medina
Angarita, Uslar Pietri ocupa un primer plano político: desempeña tres cargos en
el gabinete,
es uno de los artífices de la formación del Partido Democrático Venezolano y
uno de los principales líderes, es blanco predilecto de los ataques de la
oposición y, fundamentalmente, ha sido considerado como “el ideólogo del
régimen” o como “el intelectual del medinismo”…” Jansen Ramírez, Víctor
Genaro. El pensamiento de Arturo Uslar en
el ámbito de la reflexión liberal venezolana del siglo XX; Revista Memoria
Política, N° 10, Pág.31.
[23]
“La única política económica sabia y
salvadora que debemos practicar, es la de transformar la renta minera en
crédito agrícola, estimular la agricultura científica y moderna, importar
sementales y pastos, repoblar los bosques, construir todas las represas y
canalizaciones necesarias para regularizar la irrigación y el defectuoso
régimen de las aguas, mecanizar e industrializar el campo, crear cooperativas
para ciertos cultivos y pequeños propietarios para otros. Esa era la verdadera
acción de construcción nacional, el
verdadero aprovechamiento de la riqueza patria y tal debe ser el empeño de
todos los venezolanos consientes. Si
hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica lanzaríamos
la siguiente, que nos parece resumir dramáticamente esa necesidad de invertir
la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina, en crear riqueza
agrícola reproductiva y progresiva: sembrar el petróleo.”
Rivas Aguilar, Ramón, Arturo Uslar Pietri y la comprensión de la economía
venezolana; Revista de Historia; Vol.6; Num.11/12; Pág.24. Las negrillas son nuestras.
[24]
“La historia política del
siglo XX venezolano se caracteriza por la confrontación entre dos vías que
buscan alcanzar
el ideal común de la sociedad moderna y democrática. La primera lo intenta de
arriba hacia abajo y la
segunda propone un movimiento simultáneo de arriba hacia abajo y de abajo hacia
arriba.”
Sosa Abascal…Op.Cit…Pág.8.
[25]El interés norteamericano, plasmado en los acuerdos de
Bretton Woods y que suponían la implantación, al finalizar la segunda guerra
mundial, del libre comercio, el establecimiento del patrón oro con el dólar como moneda rectora y el
levantamiento de las protecciones arancelarias, “…no podía menos que chocar con la práctica económica que se venía
desarrollando en Venezuela…”…que se fundaba “…en un estricto control de importaciones, y de cambios, y en la
intervención del Estado en la orientación, dirección y ejecución de los planes
económicos nacionales.” Battaglini…Ibid…Págs. 105 y 106. Por otra parte,
como afirma el Profesor Sosa Abascal: “La
presencia de compañías extranjeras en la actividad petrolera, la conciencia
extendida de la importancia de
la renta petrolera para impulsar la modernización, al lado de la percepción
común sobre los enormes beneficios
obtenidos por las corporaciones petroleras, entre otras cosas porque el Estado
venezolano les exigía demasiado
poco, hizo que la lucha por aumentar la renta se convirtiera en la bandera
nacionalista apoyada por todos
los estratos de la población y todas las corrientes políticas. Así, el
nacionalismo, concretado en el disfrute
de la riqueza petrolera por los venezolanos, se convirtió en una enorme fuerza
aglutinadora de los esfuerzos
modernizadores.” Sosa…Op.Cit…Pág.
8. La conflictividad con el estamento hidrocarburífero extranjero, se agudizó
en el período del General Medina, al intentar, vía la Reforma Petrolera de
1943, recabar mediante impuestos aplicados al suelo y a la renta, una mayor
participación en la riqueza generada por el fructuoso aceite negro para el
país. El Gobierno de los Estados Unidos, asume como política hacia estos
arrestos nacionalistas, actitudes calificables de “duras”. Así lo patentiza el Profesor Battaglini cuando hace saber:
“Estos propósitos generales de la
política económica de los Estados Unidos hacia América Latina, cobran una mayor
fuerza (casi podría decirse que cobran la fuerza del chantaje) en la
declaraciones de William L. Klayton – Secretario Auxiliar de Estado y consejero
principal de ese país en la Conferencia de Chapultepec – en las que hace
depender la “preservación de la paz del mundo” de la aplicación de los acuerdos
de Bretton Woods, de los contenidos de la Carta Económica para las Américas y
del establecimiento de la hegemonía económica y financiera de los Estados
Unidos.” Battaglini…Ibid…Pág.106.
[26]“Señalemos como
dato interesante que a mediados de junio de 1943, el señor Henry Leman, gerente
de la “Standard” en Venezuela, emitió algunas opiniones críticas sobre el
presidente Medina, añadiendo “…Nosotros tenemos poder suficiente para tumbar a
Medina”. Al conocerse ese comentario en los predios oficiales, Leman fue
expulsado del país, por lo cual antes de regresarse a EE UU comentó a los
detectives que lo acompañaban: “Díganle a Medina que ésta me la pagará. Algún
día lo veremos exilado en Nueva York.” Castillo D’Imperio…Ídem…Pág.155.
[27]
“Con
el fin de crear el máximo de condiciones que “justificaran” el
derrocamiento violento del Gobierno, AD y la prensa de oposición llevan a cabo
una intensa campaña de opinión centrada en la manipulación efectista y
deformada de importantes aspectos de la situación política del momento….”
Battaglini…Ibíd.…Pág. 206. Esta campaña de “inconformidad
general” y sus posteriores
consecuencias, pueden acaso verse reflejadas en este relato que hace Don Mario Briceño
Iragorry, preso en la Escuela Militar y ya en proceso de derrocamiento del General
Medina. Dice Don Mario: “Al segundo día
de estar en los calabozos, nos percatamos que aún en la Escuela había
milicianos, que desde los ventanales del techo nos miraban con curiosidad. Fue
sorprendida una conversación de unos de estos que decía a otros: “Mira, aquí
están estos grandes carajos del régimen de Medina dándose la gran vida”.
Temerosos de que cualquiera de estos irresponsables, pudiera cometer una
barbaridad, pedimos que dicha custodia fuera encomendada a la fuerza de línea. ”
Testimonio de las ocurrencias de los días18, 19 y 20 de octubre de 1945,
escritas por Don Mario Briceño Iragorry.
Catalá, José Agustín; Papeles de Archivo. 1945-1947. Del Golpe Militar a la
Constituyente. Cuaderno Nª9. CENTAURO. Caracas, 1992. Pág.43.
[28]
“…paralelo al
proceso de profesionalización de las Fuerzas Armadas se fue dando también un
proceso de maduración política, asociado con la presencia de los jóvenes que
salieron a estudiar fuera, particularmente en las instituciones militares
peruanas y conocieron el auge militarista que se desarrollaba en América Latina
en la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial…” Castillo D’Imperio…Ibíd…Pág. 152. “Las inquietudes nacionales añadidas a las
propias de la Institución Armada al crecer y comentarse fueron dando lugar a
reuniones, a compactación entre oficiales deseosos de una buena programación de
la instrucción, de la orgánica, del armamento…Pero muy importante era el relevo
de mandos, ocupados por jefes abnegados y sufridos, pero por regla general
incapaces, además cerraban el paso a quienes podían ejercer en meditada manera
la jerarquía, la conducción de un programa capaz de sacarnos de la ignorancia,
de la rutina asfixiante (…) Así fuimos reuniéndonos en pequeños grupos
analizábamos la situación, se imaginaban soluciones, se despertaban
esperanzas…” Testimonio del Coronel
Tomás Pérez Tenreiro. Castillo D’Imperio…Ibíd…Pág. 155. “De estos contactos entre militares fueron surgiendo agrupaciones con
intereses corporativos como la “Unión Patriótica Militar (UPM)” que agrupaba a
los militares jóvenes, siendo expresión del fortalecimiento de los sectores
medios, pero también de los valores jerárquicos y regimentados de la
institución militar. Estas agrupaciones manifestaban en la dimensión económica
una aspiración modernizadora y desarrollista y expresaban el surgimiento de un
grupo de oficiales medios, que no solo defendían sus posibilidades y ascensos
en el seno de la institución militar, sino que evidenciaban su interés por
participar en la vida política e intervenir en la dinámica nacional. Ello
significaba retomar las banderas del nacionalismo para reclamar el rol que las
Fuerzas Armadas podían desempeñar en la sociedad venezolana, para lo cual
contaban con una oficialidad técnicamente capacitada y con recursos para
imponer el orden si fuese necesario.” D’Imperio…Ibíd…Pág. 155. “Los
suscritos, Oficiales del Ejército, compenetrados
con la necesidad en que se encuentra el país de renovar sus instituciones y
métodos de Gobierno, introduciendo en ello normas y hombres que con sentido de
verdadero patriotismo y decencia política, hagan efectivo el progreso de la
Nación, llevándola a ocupar el
puesto de avanzada a que tiene derecho por su pasado glorioso; convencidos
de que es ya hora de acabar para siempre
con la incompetencia, el peculado, la mala fe que presiden los actos de
nuestros gobiernos y de la responsabilidad histórica que reclama el momento a
las juventudes del mundo (…) la creación
de un ejército verdaderamente profesional; limpio de todos aquellos elementos
que por senectud o incompetencia constituyen causa de atraso, y dotado del
material y demás medios morales, técnicos y económicos necesarios para su
desarrollo; dispuestos, en fin, a apoyar todas aquellas medidas políticas y
administrativas que redunden en progreso de nuestra patria, nos
comprometemos bajo juramento, por nuestro honor personal y por el honor de
Venezuela, a trabajar, constituidos en
organización secreta, para los fines arriba expresados, sometiéndonos
disciplinadamente a las consignas de la organización, manteniendo el más rigurosos
secreto y contribuyendo sin desmayos al éxito de la misión que este
compromiso nos impone.” Fragmentos
del Acta Constitutiva la Unión Militar Patriótica (difiere el documento en el
nombre de aquel que le asigna la Profesora Castillo D’Imperio).
Catalá...Op.Cit…Pág.3. Nota: las negrillas son nuestras y ratifican lo
planteado tanto por el Coronel Pérez Tenreiro como por la Profesora Castillo.
[29]
El interés petrolero de los Estados Unidos en
Venezuela y que se acrecentara con el devenir de la Segunda Guerra Mundial, se
hace estratégico para esa nación, en tanto suministro para otro eventual
conflicto armado de gran envergadura, en
tal sentido “…la realización del
mencionado interés exigía el restablecimiento en Venezuela de una situación
política que le restituyera a los Estados Unidos la capacidad de continuar
influyendo sobre las decisiones que hasta estos momentos – desde la época de la
dictadura gomecista – había permanecido dócilmente subordinado a su estrategia
económica, política y militar. De ahí que resulte demasiado obvio el hecho de
que los Estados Unidos, a medida que se profundizan sus contradicciones con el
régimen medinista, se ven volcados a desarrollar en su contra una acción
política – generalmente subrepticia – dirigida a crear condiciones que
finalmente permitieran ponerle término (así fuese por la vía del derrocamiento
del gobierno constituido) a las modificaciones y cambios radicales introducidos
por dicho régimen en aquel orden de relaciones subordinadas.” Battaglini…Ibíd…Pág.111.
[30]
“…lo
que finalmente precipita la acción golpista que desde hacía tiempo venían
preparando la “fracción pentagonista del Ejército” en connivencia con Acción
Democrática, es, por un lado, el hecho de que el Partido Democrático Venezolano
recupere su facultad de elegir autonómicamente la candidatura alrededor de la
cual debía darse la transición presidencial de 1946 y, por otro, el que dicha
transición se efectuase mediante el sistema de tercer grado, lo que sin duda
aseguraba tanto la elección de Biaggini a la Presidencia de la República, como
la continuidad del Partido y del proyecto medinista en la dirección del Estado
y la economía.” Battaglini…Ibíd…Pág.195.
[31]“… “Con Medina
contra la reacción…” fue el grito de guerra de la alianza gubernamental
integrada por el Partido Democrático Venezolano, el Partido Comunista de
Venezuela y Unión Popular Venezolana (disidentes comunistas)..” Consalvi…Ibíd...Pág.
29. Por “reacción” entendían entonces
las agrupaciones políticas mencionadas, a la corriente que apoyaba las
aspiraciones candidaturales del General Eleazar López Contreras, quien,
nuevamente, se presenta como opción para la elecciones de 1946. Respecto de
esta corriente, nos dice el Profesor Battaglini: “Representa esta corriente política (…) la posición de las clases
propietarias internas que ven amenazados sus privilegios económicos y políticos
por la naturaleza y las realizaciones prácticas del proyecto medinista. De ahí,
que para este sector de las clases propietarias la política medinista además de
ser un acto de traición, es igualmente el “(…) producto de un lamentable
movimiento revolucionario” contra el que había que ir. Por eso cuando este
sector se constituye en la principal base de apoyo de la candidatura de López
Contreras, lo hace pensando que su retorno al poder le daría la facultad de conjurar los peligros
que se veía enfrentando bajo el régimen medinista.” Battaglini…Ibíd…Pág.199.
“…queremos ratificar enfáticamente una
vez más, que el PDV considera a la reacción como su peor adversario, que
rechaza enérgicamente la candidatura del general Eleazar López Contreras y se
opondrá a ella con todos los medios pacíficos y legítimos de que dispone y que
nunca ni por razón alguna, pactará con hombres o ideas cuya presencia en el
poder harían nulas todas las conquistas democráticas del pueblo venezolano.” Fragmento
de un artículo de prensa titulado “No
puede haber entendimiento entre la Reacción y el PDV”, publicado en el
diario El Tiempo, de fecha 19 de septiembre de 1945 y citado textualmente por
el Profesor Battaglini. Battaglini…Ibíd…Pág.200.
[32]
Entre el 22 y el 23 de marzo de 1944, se efectuó el
primer Congreso de Trabajadores de Venezuela, con la presencia de delegados de
los 136 sindicatos existentes en la nación para ese momento. “Este I Congreso de Trabajadores marcó dos
momentos políticos importantes dentro del movimiento sindical. En primer lugar,
la clara separación entre comunistas y adecos, determinada por el retiro de los
representantes accióndemocratistas de la Convención. En segundo lugar, la
arremetida del medinismo contra el movimiento sindical. El 25 de marzo, la
Gobernación del Distrito Federal disolvió la Convención y el Ministerio del
Trabajo suspendió 109 sindicatos de filiación comunista, todos aquellos
sindicatos cuyos delegados no se retiraron con los adecos. Esta resolución
gubernamental no ha sido adecuadamente explicada, pero su resultado fue el
fortalecimiento de AD dentro de los sindicatos. Los dirigentes adecos se dieron
a la tarea de conquistar los sindicatos ilegalizados, obteniendo resultados
positivos a corto plazo.” Rojas…Ibíd…Pág.33.
[33]
“Uslar (…) pone en tela de juicio el que
“el número por si solo constituya un acierto en la orientación política”,
replanteando de esta forma, una discusión político intelectual de larga data
sobre la capacidad del “número” para llevar a cabo, a través del sufragio
universal, las políticas que deben regir a la nación. Uslar escribía “nadie me
hará entender que puedan entender los supremos intereses de Venezuela
ochocientos mil analfabetos…” Jansen
Ramírez, Víctor Genaro. El pensamiento de
Arturo Uslar en el ámbito de la reflexión liberal venezolana del siglo XX; Revista
Memoria Política, N° 10, Pág.34.
[34]
¿Es posible la existencia de un “militar cívico” o de un “cívico
militar”? ¿Lo era el General Medina? En una conversación que sostiene el
Doctor Laureano Vallenilla Planchart con
el Comandante Carlos Delgado Chalbaud, refiere el Doctor Vallenilla: “Me confía que Medina pierde en el Ejército
el prestigio que gana en otros sectores de la población. Los militares ven con inquietud la transformación del hombre en líder
civil. Los oficiales tienen cada vez menos acceso al Presidente.” Vallenilla
Planchart, Laureano; Escrito de memoria. MAZATLAN. México, 1961. Pág.
205. Las negrillas son nuestras.
[35]
El Doctor Diógenes Escalante, nace en Queniquea,
Estado Táchira, el 24 de octubre de 1879. Cursa estudios en el Colegio del
Sagrado Corazón de Jesús en La Grita, el mismo en que estudiase el General
López Contreras, quien por cierto, menor que el primero, terminase siendo su
alumno en aquella institución y a quien por largos años uniese una respetuosa
amistad, nacida de la admiración que López siente por la “preclara y serena inteligencia del Doctor Escalante”. Llegado a la
Presidencia, el General López lo hace Ministro de Relaciones Interiores y luego
Secretario de la Presidencia. Finalmente, tras los sucesos de 1936, el Doctor
Escalante retoma su carrera diplomática, misma que había tenido su origen en el
gobierno del General Gómez. Con ocasión de aquellos sucesos, como ya diríamos
del 14, 15 y 16 de febrero de 1936, y en los que resultasen saqueadas múltiples
propiedades de antiguos gomeros en la ciudad de Caracas, la oposición en
ciernes hace graves acusaciones al Doctor Escalante, indiciándolo como aquel que
suministrara la lista de las casas a saquear a grupos de provocadores y
bajo la mirada cómplice del General López, a quien hubiesen convenido aquellos
hechos para arreciar la represión contra la “civilidad
democrática”. Años más tarde, en su libro “Proceso Político y Social” el General López hará estas
afirmaciones en descargo del Doctor Escalante y donde, sin proponérselo, deja
entrever la “indisposición natural”
de su viejo maestro, en relación a ocupar cargos de inevitable “presión política”. Dice el General
López: “Es mi deber referirme también al
acto inicuo de mencionar al Dr. Diógenes Escalante, como el que preparó la
lista de las personas del régimen anterior que debían ser saqueadas. No llegó a
conocer ni tratar a ninguno de los líderes revolucionarios durante su
permanencia en Europa, no participaba de sus ideas y nunca tuvo desacuerdos con
los amigos destacados del General Gómez. (…) Escalante quien fue mi maestro de
escritura en el Colegio de La Grita para 1893, era un joven moderado, prudente
y jamás entró en nuestras travesuras estudiantiles, pleitos y desórdenes. Se
suponía que iba a ser un gran Sacerdote, cuando vistió de hábitos. Su conducta en los cargos diplomáticos y su
falta de conocimiento del medio y de sus hombres, lo hacían inadaptable para el
manejo de asuntos políticos en su carácter de Ministro de Relaciones Interiores
y de Secretario de la Presidencia, en aquellos momentos convulsivos de 1936, de
manera que desde el primer momento se empeñó conmigo para que lo relevara de
dichos cargos. (…) Yo comprendí mi error al llevarlo a esos cargos y lo
complací al enviarlo a la Embajada en Washington.” Olavarría, Jorge; Gómez.
Un enigma histórico. FUNDACIÓN OLAVARRÍA. Caracas, 2007. Págs. 913 y 914.
La escogencia del Doctor Escalante por parte del General Medina, es bien vista
por todas las partes, esto es, el PDV, en primer lugar, sus partidos aliados en
segundo; los adecos que se han entrevistado con el propio Doctor Escalante, en
las personas de dos connotados líderes fundadores de AD, que viajan a
Washington con esa misión, a saber, Rómulo Betancourt y Raúl Leoni. Rómulo
Betancourt, años más tarde. Deja este testimonio para la posteridad, en dónde
es posible colegir que el contacto de él con al UPM era de larga data y que él
había logrado “posponer” el golpe
militar, convenciendo a los jóvenes militares a que esperaran su reunión con el
Doctor Escalante en Washington; dice Betancourt: “…le propusimos a nuestros aliados de la Unión Patriótica Militar que
se procuraría convencer al Doctor Diógenes Escalante, quien entonces era
Embajador de Venezuela en Washington, de que aceptara la postulación.” Catalá…Ibid…Pág.55.
Simón Alberto Consalvi reseña una
noticia del diario El Nacional y, a través de ella, desliza su propia opinión,
con la argumentación que le sigue: "El
10 de julio el diario El Nacional
informó que el embajador en Washington, Diógenes Escalante, había aceptado la
candidatura a la presidencia de la República ofrecida formalmente por el
Presidente Medina. De tal forma se confirmaba lo que desde el comienzo de 1945
era un rumor persistente. Como la decisión dependía solo del general Medina, la
escogencia del doctor Escalante pudo tener dos lecturas: escogía a un gran
amigo de López Contreras, a su candidato preferido de 1941, lo cual podría
llevarlo a desistir de su proyecto personal o en última instancia, se le creaba un problema complejo al tener
que enfrentar al amigo de toda la vida.” Consalvi…Ibíd…Pág.30. Así las cosas, el 7 de agosto de 1945, el Doctor
Escalante arriba a Venezuela y es recibido por una multitud calculada en diez
mil personas, que se allegan a Maiquetía en una caravana de más de tres mil
automóviles, una cifra significativa, si consideramos que según Guillermo José
Schaell, la ciudad tenía cerca de 400.000 vehículos automotores para esa época,
tal y como lo menciona en su libro “Caracas,
la ciudad que no volverá”. Desafortunadamente, acaso la presión y los
avatares, el miedo hacia una situación peor a la que enfrentase en 1936 y el
contacto con “…un medio y sus hombres…”
desconocidos para él, que, además, le habían
resultado amargamente adversos en una ocasión o, finalmente, simple y
llanamente, un desgaste cerebral natural por la senilidad en ciernes, sirvieron (posiblemente) de detonadores a una
crisis que devino en demencia. El Doctor Ramón J. Velázquez, el último
Secretario Privado del Doctor Escalante, específicamente en esos días, relata
sobre la mañana en que el Doctor Escalante pierde la razón, hecho que dos días
antes el Doctor Velázquez venía notando: “Pocos
días después, al llegar una mañana a su oficina, abrió la puerta de la misma el
propio doctor Escalante. Estaba como siempre correctamente vestido, tenía en
sus manos el periódico. Pocos instantes más tarde, sonó el teléfono, lo atendí
y una voz me dijo: “Soy el coronel Valera, del cuerpo de edecanes. El señor
Presidente está esperando al doctor Escalante para el desayuno acordado y ya
están todos los invitados”. Pedí un momento para acercarme al sitio donde
estaba Escalante, y le repetí el mensaje. Me dijo: “No puedo ir, pues me
robaron las camisas, ese fue mi cuñado”, y yo le respondí que había visto en
una mesa de su dormitorio, numerosas camisas y él me respondió que esas camisas
eran de Ángel Álamo. Me acerqué de nuevo al teléfono para decirle al edecán lo
que el doctor Escalante decía, y me respondió: “No puedo creer lo que dice
usted”. Y a mi turno le dije, eso dice el doctor Escalante. El edecán muy
alarmado, debió llamar al Presidente Medina que se acercó al teléfono y se
identificó para hablar, y me dijo: “Quiénes más están ahí”. Le respondí que
únicamente Escalante y yo. Me dijo entonces: “No deje entrar a más nadie, que
en diez minutos le llega mi gente” Hablaba desde Miraflores.” Giménez,
Rafael Simón. La Historia Oculta.
Recuperado de internet en: http://www.lasverdadesdemiguel.net/edicion-491-ramon-j-velasquez-y-el-drama-de-diogenes-escalante/.
El Doctor Escalante muere en Miami, el 13 de noviembre de 1964, en un hospital
para enfermos mentales. Jamás recuperó la razón.
[36]“Inesperadamente,
el 10 de septiembre, y para sorpresa de su propio partido, el Presidente Medina
Angarita presentó la candidatura del doctor Angel Biaggini, Ministro de
Agricultura y Cría, ciudadano respetable, pero sin proyección política alguna.
La noche del 1ª de octubre, fue proclamado el candidato oficial por el Doctor
Arturo Uslar Pietri, ministro de Relaciones Interiores, diputado por Caracas y
jefe del partido de Gobierno. Obviamente, el nombre de Biaggini desconcertó al
oficialismo, y en particular al ministro que lo proclamó, el primero entre los
aspirantes a la candidatura. (…) Octubre se va poniendo caliente. A la
candidatura oficial le sigue el lanzamiento del general López el 13, quien
presenta un manifiesto al país.”
Consalvi…Ibíd…Pág. 34 y 35. “Entre los
civiles se escuchaban críticas a la gestión medinista: su cercanía a los
comunistas, su lenta disposición a acoger el voto directo, universal y secreto,
la desorganización administrativa y el crecimiento del peculado; la acusación
de continuismo al tratar de imponer su sucesión en un candidato nuevamente
andino; que su partido, el PDV, fuese una organización manejada desde el poder
que utilizaba recursos económicos e institucionales para sus objetivos
proselitistas.” Castillo
D’Imperio…Ibid…Pág.154. “La designación y
mantenimiento de la candidatura de Biaggini, a pesar de las invectivas de la
oposición (en particular las puestas a circular por Rómulo Betancourt-AD), la
postulación de la candidatura de López Contreras y la definición, por parte de
Acción Democrática, de la denominada “candidatura nacional”, son expresiones de
la ruptura radical y definitiva que se produce entre el medinismo y sus
oponentes políticos en el curso de la disputa por la sucesión presidencial de
1946. (…) el medinismo se niega a someterse, por segunda vez, a una maniobra
política que de nuevo pretende colocarlo ante la situación de ser desplazado de
la dirección del Estado, sin que pudiera hacer nada para evitarlo; todo ello,
con grave daño para la continuidad del proyecto de reforma societal que venía
tratando de impulsar desde el poder.” Battaglini…Ibid…Págs.204 y 205.
[37]
Como se plantease en el Marco Teórico de la presente tesis doctoral, el Sistema Político se concibe como un Sistema Complejo, esto es, como un
conjunto de partes interactuantes, definido esencialmente por sus relaciones y
con un fin común. Desde la aproximación teórica planteada allí y siendo más
amplios en la exposición, entendemos al Sistema
Político como un Sistema Complejo,
constituido y continente de dos subsistemas complejos a su vez, a saber, el Subsistema Político Estado y el Subsistema Político Societal. En el
primero, coexisten e interactúan dos subsistemas complejos, esto es, el Subsistema Poder Público Nacional y el Subsistema Fuerzas Armadas, Policiales y de organismos Parapoliciales; en el
segundo, los Subsistemas Partidos
Políticos, Iglesia Católica, Organizaciones Sindicales y Gremiales,
Instituciones Educativas de carácter privado, Medios de Comunicación, etc.;
todos coexisten en intersección y entre todos hay transferencia de algún tipo
de energía (por ejemplo, en forma de información) pudiéndose producir entre
ellos, por acción de variables endógenas
o exógenas, fricciones que hagan acumular al interior de ellos mismos y, en
consecuencia, de los sistemas de mayor nivel, sobrecargas de entropía. Desde
esta perspectiva, definida aquí en sus rasgos más generales, definimos como Sistema Político Militar Positivista, a
aquel Sistema Político Complejo que se instala en el país desde
el advenimiento del General Cipriano Castro al poder, junto a su compadre el General
Juan V. Gómez, hasta la caída del General Isaías Medina Angarita. Son 46 años,
desde el arribo a Caracas de un Castro triunfante en 1899, hasta aquel 19 de
octubre de 1945, fecha de la rendición
del General Medina. Lo llamamos Sistema
Político Militar, porque se caracteriza por el predominio del Ejército Nacional sobre el Subsistema Político Estado y por el
papel tutelar que este ejerce sobre las relaciones entre las partes
interactuantes en el Subsistema Político
Societal. Este papel va decayendo en la medida en que transcurren los
períodos del General López Contreras y prácticamente se minimiza (respecto de
las dos experiencias anteriores) durante el gobierno del General Medina
Angarita. Lo llamamos Positivista por
el predominio de las ideas positivistas en su concepción, esto es, el “orden impuesto” mediante un “gendarme necesario” para alcanzar el “progreso”, aspiración que comparten
luego todos los líderes de los sistemas políticos que vendrán después. De hecho
es posible afirmar que el mismo proyecto de “progreso
económico” (luego denominado “desarrollo”)
y de “avance social” es compartido
casi de manera intacta por los dirigentes de los sistemas políticos que se
instalen o traten de instalarse en el país durante ese período. Entre 1948 y
1958, este sistema será tratado de revivir en una versión más moderna y con
mayor predominio de lo militar, y que en el presente trabajo doctoral,
caracterizaremos como el Sistema Militar
Nacionalista.
[38] Sobre esta suerte de patrocinio
acota el Profesor Battaglini: “…la
Embajada americana en Caracas logra, a su vez, establecer y estrechar
relaciones políticas con los factores militares y civiles que organizan y
ejecutan el golpe de Estado del 18/10/45. Así lo revela, en parte, el Consejero especial de la Embajada A.Dawson
en carta confidencial personal que le envía – ya consumado el golpe- al General
de Brigada Kenner F. Hertford de la División de Operaciones del Departamento de
Guerra. En la reseña que de esa carta hace Margarita López Maya se lee: “En esta carta Dawson dijo conocer bastante bien a los militares que
ahora ejercían el poder en Venezuela. Los calificó de excelentes profesionales
y dijo creer que serían los mejores aliados que tendrían los Estados Unidos en
América Latina. Dawson, parece, era quien en la embajada con anterioridad al
golpe, tenía los mejores contactos con AD y la oficialidad joven de las Fuerzas
Armadas Venezolanas.”…(…) En todo esto (…) resalta la figura de Dawson, quien además se mostrará sumamente activo en el
desarrollo del golpe de Estado y en las diligencias de coordinación de
relaciones políticas de la Embajada americana con el nuevo gobierno. Se
confirma así, que no se está en presencia de un simple Consejero de la Embajada
sino de un Comisionado especial del Departamento de Estado designado ex profeso
para participar – junto al Embajador
Corrigan – en el manejo de la situación política venezolana de esa
coyuntura.” Battaglini…Ibid…Págs.220 y 221. Y respecto de la participación
del propio embajador Corrigan, oigamos lo que sobre el particular cuenta Don
Mario Briceño Iragorry, desde su prisión en la Escuela Militar, el mismo día
que principiaron los acontecimientos: “En
la noche fuimos visitados por un periodista americano, corresponsal de United
Press, quien por mediación de la
Embajada Americana, con la cual ya estaba en contacto el Comité Militar que
dirigía el golpe, había obtenido permiso para interrogarnos. En verdad que
no pudieron ser más impertinentes las preguntas que nos hizo el corresponsal, pues
empezó por inquirir de nosotros lo que supiéramos del golpe. El general López
Contreras habló por todos y le dijo que eran los señores militares quienes
podían informarle al respecto, pues nosotros éramos unos simples detenidos. Comprendimos que más que preguntarnos, el
periodista había ido a vernos para informar sobre nuestra prisión y seguridad.
(Esa misma noche el embajador Corrigan
envió un empleado a mi casa de familia a informar a mi mujer que el Comité
Militar le había dado garantías para mi vida.)” Catalá…Ibid…Pág.38. Las negrillas son nuestras.
[39]
El día 17 de octubre, en la víspera de la asonada, se
suceden hechos que los testimonios de los protagonistas hacen pensar en las
evoluciones que tienen los conflictos políticos y como la entropía, imponderable
en sus efectos, lentamente va empujando a los sistemas políticos hacia su
umbral de inestabilidad. El General Medina acota: “El 17 de octubre en la tarde recibí un anónimo en donde se me
aconsejaba cuidarme personalmente y se
me alertaba sobre una conspiración que había ganado ya mucho terreno en
el ánimo de oficiales de todas las armas, inclusive del Regimiento que tenía a
su cargo la guardia personal del Presidente, y se me daban los nombres de ocho
oficiales que encabezaban la conspiración.” Consalvi…Op.Cit…Págs. 45 y 46.
Unas horas más tarde, en el Nuevo Circo de Caracas, Acción Democrática, el
partido del pueblo, se apresta a realizar un mitin multitudinario para
tratar el tema de la “sucesión
presidencial” entre otros temas de “interés
nacional”. En el ardor del discurso, exclama Rómulo Betancourt a la
audiencia, acaso su principal y más esperado orador: “Nosotros aceptamos que queremos dar un golpe de Estado pacífico, es
decir que queremos encontrarle una salida evolutiva a la compleja situación
política del país; pero esta aspiración evolutiva se frustrará si quienes
gobiernan continúan en su actitud de insólito desdén a la opinión (…) La tesis de gobierno provisional con
candidato nacional la ligaremos a las grandes consignas que ha estampado
nuestro partido en su programa (…) A todo el pueblo venezolano, a todas las
clases sociales venezolanas, a todos los que se sienten desvinculados a este
régimen los llamamos a luchar por la consigna, por la gran consigna que esta noche histórica de la nueva Venezuela dejamos
sembrada en la conciencia del país: elecciones generales, presididas por un
Gobierno provisional, a fin de que mediante el sufragio directo, universal y
secreto, el pueblo venezolano pueda escoger un Presidente de la República y un
Poder Legislativo que sean los auténticos depositarios de la soberanía de la
Nación.” Suárez Figueroa, Naudy; Rómulo Betancourt. Selección de
escritos políticos.1929-1981. FUNDACIÓN ROMULO BETANCOURT. Caracas, 2006.
Pág.182. (negrillas nuestras) Posiblemente, en el mismo instante en que
Betancourt se dirige a una multitud
emocionada que se desata en aplausos y vítores, unas cuantas cuadras más al
oeste, en la Escuela Militar, se está realizando una cena entre oficiales
militares. Nos cuenta sobre el ágape Don Mario Briceño Iragorry: “En la noche de miércoles 17 había sido invitado por el comandante Arévalo,
Director de la Escuela, el coronel Ruperto Velasco, Director de Guerra a una
cena en la Escuela, a la que fueron invitados además, el mayor Delgado, Vargas,
Loscher y Buenaño. La comida estuvo rociada de abundante whisky y Velasco hubo
de perder la cabeza un poco y se produjo (sic) en largas consideraciones sobre
la disciplina, todo en medio de “ademanes de ebriedad simiesca” según palabras de Loscher. Al día siguiente,
18, Velasco volvió a las 9 a.m, a la Escuela con el fin de conducir a Delgado al Ministerio por encargo
del ministro Becerra. Advertidos los oficiales que su plan había sido delatado,
resolvieron la prisión inmediata de Velasco y se declaró la rebelión.” Catalá…Ibid…Pág.37.
Se precipitan entonces los acontecimientos. El Coronel Edito Ramírez,
protagonista de aquellos hechos, siendo entonces Teniente y oficial de planta
en la Escuela Militar, refiere: “El
momento era decisivo. Buscábamos dónde cambiar impresiones y por doquiera
advertíamos la presencia de los jefes…En menos de cinco minutos, estuvimos tras
la escalera que da frente a la cocina; allí Delgado comenta: “si voy al
Ministerio, me hacen preso como un tonto” y si no va, comenté yo, está en
rebeldía, “pues vamos a lanzarnos”, coreamos todos. (…)…saludé en el patio
principal al coronel Velasco y continuaba mi marcha hacia el hall de oficiales
(…) cuando tropecé con el mayor Delgado y el capitán Parra, quienes ya traían
preso al comandante Arévalo. “Lo dejo con el Comandante” – me dijo aquel –
mientras el arrestado me insinuaba la conveniencia de conversar y cambiar ideas
amigablemente (…) En este mismo momento, otros oficiales conducían al calabozo
al coronel Velasco, quien desesperado daba voces de arresto y aludía su
condición de Coronel Director de Guerra (…) Ya a las puertas del calabozo, el
Coronel trató de sujetar a Delgado para hacerlo preso. Fue entonces cuando
Arévalo le advirtió: ¡¿No se da cuenta, mi Coronel, que los presos somos
nosotros?!...Al punto me gritó Mario Vargas: “Edito ¡Háblale a los cadetes!...”
Catalá…Ibid…Pág.12. Por su parte y en el cuartel de Miraflores, nos dice el
entonces Mayor Celestino Velasco, jefe de aquella unidad y pariente por cierto
del coronel Velasco preso en la Escuela Militar: “A las 9 y media del día 18, me dijo el teniente Carlos Morales que
“estuviéramos listos”. Enseguida me entrevisté con mis oficiales y con Nucete
Paoli. Casi de inmediato recibía órdenes del teniente coronel Varela de reforzar
los servicios de la parte de atrás del cuartel. A las diez y media se observó
mucho movimiento de los oficiales superiores, tanto en el Palacio de
Miraflores, como en el Ministerio de Guerra, habiendo sido llamado a este el
teniente coronel Varela. Pocos minutos después salía yo a la puerta del cuartel
y observé que en el carro de Varela se encontraba el mayor Pérez Jiménez, en
calidad de detenido. Notifiqué entonces a mis oficiales “que estábamos
descubiertos” (…) Estábamos decididos a dar el golpe ese mismo día. Como de
diez a doce de la mañana, llegó el teniente Illaramendi, y dándome una palmada
en el hombro me dijo “Mi Mayor, que ya…” Esta fue toda la orden que recibí del
Comité…” Catalá…Ibid…Pág.29. El gobierno en pleno fue cayendo ,poco a poco
, bajo poder de los insurrectos y como dice el Coronel Ramírez para “… las 15:00 horas (…) del día 18, los
calabozos del Instituto eran insuficientes para poner bajo seguro a tantos
peces gordos: general López Contreras, ex Presidente de la República y candidato
para un nuevo período, arrestado en la habitación de un oficial; doctor Uslar
Pietri, Ministro de Relaciones Interiores; doctor Mario Briceño Iragorry,
Presidente del Congreso Nacional; general Manuel Morán, Jefe del Estado Mayor General;
general Antonio Chalbaud Cardona, Inspector General de las FF.AA. y tantos
otros.” Catalá…Ibid…Pág.13. En estos emocionados relatos de los oficiales
comprometidos, pareciese vislumbrase una “masiva
participación” del personal militar en el alzamiento, apariencia que algunos
números parecen contrariar. Las Fuerzas Armadas para ese momento contaban con
950 oficiales. Los comprometidos, según una lista parcial que cita José Agustín
Catalá, miembros todos de la UMP, sumaban 125 oficiales del Ejército y 22
oficiales de la Armada, para un total de 147 oficiales, esto es, 15% de la
totalidad de la oficialidad, de lo que
se pudiera colegir que el 85% o no estaba de acuerdo o esperaban a buen
recaudo el desarrollo de los acontecimientos. Un detalle interesante que vale
la pena citar es la proporción de oficiales subalternos participantes del
movimiento, respecto de los superiores y, como era de esperarse, la ausencia
total de los generales. De un total, como ya se dijese, de 147 oficiales, 28
son Capitanes y 70 suman los Tenientes, Subtenientes y Alféreces de Navío, esto
es, casi la mitad de los comprometidos correspondía a jóvenes o muy jóvenes
oficiales. Solo 8 eran Mayores para entonces, acaso los 8 oficiales que cita Medina le había
avisado eran los jefes de la conspiración, a saber, Carlos Delgado Chalbaud,
Hugo Fuentes, Miguel Nucete Paoli, Juan Pérez Jiménez, Enrique Rincón Calcaño,
Julio César Vargas Cárdenas, Celestino Velasco y Marcos Pérez Jiménez. Para
conocer de viva voz de un oficial comprometido las razones del alzamiento, sea
propicio citar al Teniente Rolando Loscher Blanco, quien “carcelero” del Don Mario Briceño Iragorry, sostuvo una larga
conversación con él y cuyo contenido refiere Don Mario en los
siguientes términos: “El fin de la
revuelta era, según expresión de Loscher, borrar el personalismo que venía
privando en la organización del Ejército, cuyos oficiales subalternos se
sentían molestos por el trato que se les daba. Dijo Loscher que el oficial
carecía de asistencia y que lejos de distribuirse por medio de un procedimiento
lógico de justicia la suma destinada a protección del Ejército, eran los
servicios prestados como favor personal al Presidente, a cuyo arbitrio pensaba
él dar o no la pequeña suma que en cada caso se destinaba a favorecer al
oficial. Le invocó también la falta de preparación de los oficiales superiores
como motivo de molestia para los jóvenes que habían alcanzado un grado de
cultura. Alegaban los oficiales como actitud ofensiva para el Ejército el hecho
de que el Presidente Medina pretendiera utilizar la fuerza del Ejército como
elemento ciego dispuesto a respaldar sus aspiraciones de gobernar e imponer un
nuevo Presidente.” Catalá…Ibid…Pág.37. Don Mario pone fin a este aciago día
con la siguiente narración, misma que tiene lugar a las 03:30 horas del día 19
de octubre de 1945 y en la Escuela Militar de Venezuela: “…se abrió la puerta de nuestra habitación y apareció el general
Medina, acompañado del Ministro de Guerra, coronel Delfín Becerra; doctor
Manuel Silveira, Ministro de Obras Públicas y el mayor Francisco Angarita
Arévalo, Presidente del Estado Táchira. Medina estaba vestido de civil y
llevaba puesto el sombrero. Estaba visiblemente emocionado, aunque mantenía
dominio completo sobre sí mismo. Su voz era entera, el ceño duro y la barba
ennegrecía notablemente su rostro. (…) Nos abrazó a los tres y con palabra
llena asumió la responsabilidad de la entrega.”No quise que se derramara más
sangre inútilmente” dijo. Después se dirigió en tono altivo al mayor Delgado
Chalbaud, que había llegado en su compañía y le dijo: “Carlos ahora tienen la
responsabilidad del orden. Eviten enérgicamente que Caracas vaya al caos y con
Caracas la República. Procedan a constituir una Junta Militar que asuma el
poder. Una Junta Militar; por ahora no cometan el error de poner en manos de
civiles la autoridad.” Catalá…Ibid…Pág.41.
[40]
Esta afirmación la hacemos, basándonos de nuevo en el
testimonio de Don Mario Briceño Iragorry. Hubo un instante o quizás un largo
instante, en el que los alzados se sintieron perdidos, según el comportamiento
del entonces Mayor Delgado y las apreciaciones que sobre el comportamiento de
Delgado hacía el propio General López Contreras, viejo soldado y hombre de
armas desde corta edad. Narra Don Mario: “En
el curso de la mañana, se presentó a
nuestro cuarto el mayor Delgado, vivamente alterado. Casi no podía hablar, según era su excitación. Nos dijo que el general
Medina estaba sacrificando por medio de la policía la población civil y que ellos pensaban parlamentar, por medio
del embajador Corrigan, con el Presidente, más el embajador insinuaba que para ello fuera autorizado por López
Contreras. Este manifestó la mayor sorpresa por las cartas que querían darle en
el negocio y se negó a mediar de ninguna forma, pero sugirió que los rebeldes
entraran en contacto con el Presidente por mediación del doctor Oscar Augusto
Machado. El mayor Delgado aceptó la insinuación y dijo que haría así. (…) Nosotros, en realidad, tuvimos la sensación
de existía angustia y duda por parte de la Oficialidad. Y pensó el general
López que ellos evacuarían la Escuela con la noche. Se hicieron las
conjeturas en relación a nuestra suerte futura. O bien los oficiales nos
llevaría con ellos, o bien se servirían de nosotros para evitar un ataque
formal del Gobierno a la Escuela, o, lo peor del caso, nuestra suerte quedaría
a merced de la milicia, capaz de ultimarnos al ver perdido el golpe militar.”
Catalá…Ibid…Pág.39. Nota: Las negrillas son nuestras. Interesante: aparece de
nuevo el Embajador Corrigan como protagonista en la coordinación de gestiones
variopintas, en el contexto de la conspiración contra el gobierno del General
Medina Angarita.
[41] Battaglini...Ibíd…Pág.211.
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