UN HOMBRE TRÁGICO. Breves apuntes biográficos del coronel Carlos Román Delgado Chalbaud-Gómez.
Carlos Román Delgado Gómez Chalbaud-Gómez Velutini, nace en Caracas, el 20 de enero de 1909. Es hijo del general Román Delgado Chalbaud y por eso Carlos Román llevará, por decisión propia y años más tarde, los apellidos de su padre, mítico personaje de los primeros años de nuestro siglo XX, quien luego de ser compadre y socio del El Benemérito en múltiples negocios, especialmente en la creación de una compañía nacional de navegación marítima y fluvial, se ve involucrado en una intentona de derrocamiento en su contra. Carlitos, como lo llama su madre doña Luisa Elena Gómez Velutini, no ha tenido oportunidad de estar con su padre y, por ende, llegar a conocerle. La familia sale y entra al país alternativamente, hasta que lo abandona de manera definitiva en 1925. En el ínterin, el niño Carlos ha aprendido inglés en los Estados Unidos y ha cursado estudios primarios en Caracas.
Se van a Paris y viven
en un apartamento que el general tiene por allá, en “la ciudad luz” y que comprase “en tiempos más auspiciosos”. La familia, luego de su última partida, pacientemente lo espera junto al Sena. El
24 de marzo de 1927, sale el general Delgado Chalbaud de una larga y
humillante cárcel gomera, esa
horrible ergástula crespista que el general Eleazar López Contreras mandará a demoler
y que se diese en llamar La Rotunda. Demasiada carga de lágrimas,
sudor, sangre e ignominia, para dejarla en pie. Ningún gobierno nuevo, nace con
la esperanza de una vida mejor, bajo el designio de esos templos de la muerte y
su ominosa presencia.
Al fin arriba el viejo general a la “Ville Lumiére”. Conoce a su único hijo varón y acto seguido, sin perder el más mínimo y valioso tiempo, se embarca en su propia aventura guerrera contra Gómez. La venganza no espera y es un plato que se come frío. Rasguña los reales que le quedan, hipoteca propiedades, firma pagarés. Y al fin logra el necesario y suficiente avío de guerra y lo mejor, el transporte adecuado para allegarse a las costas de su patria: un viejo vapor alemán. Y allí va hacia Venezuela, un guerrero más, de incuestionables “armas tomar” y “valor a toda prueba” a iniciar la “Revolución definitiva”. Mientras, su muchacho, su único varón, como ya dijimos, habría estudiado bachillerato en Paris y es entonces un espigado mozalbete. El padre lo lleva a bordo de aquel barco en esa aventura; su primo Raúl Castro Gómez va con él; el barco, por cierto, lleva el nombre germánico de un ave imperial, símbolo además de guerra: Falke.
[1] Castillo D’Imperio,
Ocarina; Un hombre, un dilema, un
magnicidio. Carlos Delgado Chalbaud. CDCH-UCV. Caracas, 2011.
Pág.141.
[2] En las Fuerzas
Armadas de Venezuela, existieron “condiciones
y situaciones” respecto del servicio. Las condiciones establecían el estatus profesional del oficial y las situaciones, estaban referidas al
estatus del servicio, en relación a la actividad. Un oficial “Asimilado” era un profesional civil
que, por necesidades técnicas, científicas y/o tecnológicas de los componentes
militares, le asignaba la superioridad un grado militar, conforme una normativa
específica sobre el particular. Estando bajo los mandos, leyes y reglamentos
militares, no es considerado “profesional
de las armas” sino un civil hecho militar por necesidades del servicio, pe.
los médicos y odontólogos. El oficial “efectivo”
es un oficial de comando, egresado de los institutos de formación de oficiales
o hecho oficial de comando por ascensos sucesivos, en virtud de las necesidades
militares del servicio, como por ejemplo la existencia de plazas vacantes en
rangos subalternos, debido a la escasez de oficiales a ese nivel. Delgado fue primero “oficial asimilado” por su condición de ingeniero civil y, más
tarde “oficial efectivo”, al regresar
de Francia como ingeniero militar y se creasen, en Venezuela, los primeros batallones
de ingenieros de combate.
[3] Castillo D’Imperio…Op.Cit…Pág.147.
[4] Castillo
D’Imperio…Idem…Pág.148
[5] Castillo
D’Imperio…Ibíd..Pág.151 y 152.
[6] Castillo…Ibíd…Pág.238.
[7] Castillo…Ibíd…Pág.238.
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